
El Castillo de Manzanares El Real, una de las fortalezas medievales mejor conservadas de la Comunidad de Madrid, se encuentra en el centro de la polémica tras su reciente cierre al público. Durante décadas, este icónico monumento ha sido un destino clave para turistas e historiadores, pero ahora su acceso ha quedado restringido tras la finalización del acuerdo de gestión con la Comunidad de Madrid.
¿Por qué ha cerrado el castillo?
El contrato que permitía a la Comunidad de Madrid gestionar el castillo expiró, lo que ha devuelto su control a la Duquesa del Infantado, propietaria legítima del inmueble. Este cambio ha generado un gran revuelo, ya que la duquesa ha decidido cerrar sus puertas al público hasta obtener las licencias necesarias para una futura reapertura.
Un acuerdo parcial: acceso solo a los jardines
Después de intensas negociaciones con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, se ha llegado a un acuerdo intermedio: los jardines del castillo podrán ser visitados, pero el acceso al interior seguirá restringido hasta que la duquesa obtenga la licencia correspondiente. Esta decisión ha sido recibida con escepticismo, ya que los vecinos y autoridades locales temen que la fortaleza pueda quedar cerrada por un largo periodo.
Reacciones y movimientos vecinales
La noticia del cierre ha provocado una oleada de protestas entre los habitantes de Manzanares El Real, quienes consideran el castillo un patrimonio cultural de acceso público. Diversas asociaciones vecinales han iniciado campañas y recogidas de firmas para exigir que el monumento recupere su función educativa y turística.
Por su parte, la duquesa ha manifestado su intención de mantener la conservación del castillo y abrirlo de nuevo cuando las condiciones legales lo permitan. Sin embargo, sigue sin haber una fecha clara para su reapertura total, lo que mantiene la incertidumbre en la comunidad.
El futuro del castillo
Mientras las negociaciones continúan, la situación del Castillo de Manzanares El Real sigue siendo incierta. Lo que es indiscutible es su valor histórico y la necesidad de garantizar su acceso al público para que siga siendo un emblema cultural de la región.
La clave ahora está en encontrar un equilibrio entre los derechos de la propiedad privada y la conservación del patrimonio histórico, algo que marcará el destino de esta joya medieval en los próximos meses.

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