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Ago 09
estación de Siete Picos

La Estación de Siete Picos entra en la Lista Roja de Hispania Nostra

estación de Siete Picos

El Apeadero de Siete Picos, un pequeño pero emblemático enclave ferroviario situado en plena Sierra de Guadarrama, ha pasado a formar parte de la Lista Roja del Patrimonio elaborada por la asociación Hispania Nostra. Esta inclusión pone de relieve el preocupante estado de abandono de un lugar con gran valor histórico, arquitectónico y sentimental para montañeros, excursionistas y amantes del ferrocarril.

Su incorporación en este registro supone un toque de atención a administraciones, entidades y ciudadanía para que se tomen medidas que permitan su recuperación antes de que el deterioro sea irreversible.

Un enclave singular en la línea C-9 de Cercanías Madrid

La línea C-9 de Cercanías Madrid —conocida popularmente como El Tren de la Naturaleza— es única en España. Inaugurada en 1923, recorre 18,2 kilómetros entre Cercedilla, Puerto de Navacerrada y Cotos, atravesando paisajes de alta montaña a más de 1.800 metros de altitud. Su trazado, de vía estrecha y electrificación especial, fue diseñado para conectar la capital con las estaciones de esquí y facilitar el acceso a las rutas de senderismo y montañismo de la zona.

El apeadero de Siete Picos, situada entre Cercedilla y Puerto de Navacerrada, servía como punto de acceso directo a las laderas y senderos que llevan al macizo de los Siete Picos, una de las formaciones montañosas más reconocibles del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Su entorno natural, rodeado de pinares y vistas panorámicas, la convirtió en parada habitual para generaciones de excursionistas.

Origen y evolución de la estación

En sus primeros años, el apeadero contaba con un pequeño edificio de estilo funcional propio de la arquitectura ferroviaria de principios del siglo XX. Disponía de andén, refugio para los pasajeros y dependencias para el personal ferroviario. Durante décadas, fue un punto de encuentro para montañeros, grupos escolares y esquiadores que llegaban en tren desde Madrid.

Con el paso del tiempo y los cambios en los hábitos de transporte, la afluencia de viajeros disminuyó. El auge del transporte privado, el cierre de algunas instalaciones deportivas cercanas y la falta de inversión en mantenimiento derivaron en un progresivo abandono. Hoy, la estación presenta daños estructurales, cristales rotos, pintadas y vegetación creciendo en el entorno de la vía.

¿Qué es la Lista Roja de Hispania Nostra?

La Lista Roja del Patrimonio es una iniciativa de la asociación cultural Hispania Nostra, fundada en 1976 para proteger y difundir el patrimonio histórico, cultural y natural de España. Este registro incluye bienes que se encuentran en riesgo de desaparición o grave deterioro. Actualmente, más de 1.300 elementos figuran en la lista, entre ellos estaciones de tren, castillos, puentes, molinos y edificios industriales.

Estar en la Lista Roja no implica su demolición inminente, pero sí indica que es urgente actuar. En algunos casos, la presión social y mediática ha conseguido que bienes incluidos en la lista se restauren y pasen a la Lista Verde, que recoge ejemplos de recuperación exitosa.

Un patrimonio ferroviario en riesgo

La inclusión del apeadero (o estación) de Siete Picos en la Lista Roja refleja una realidad más amplia: muchas pequeñas estaciones y apeaderos históricos de España se encuentran en abandono. La falta de uso regular, unida a la ausencia de planes de rehabilitación, provoca que estos edificios, que forman parte de la memoria colectiva, se degraden rápidamente.

Recuperar la estación no solo supondría conservar un elemento singular de la arquitectura ferroviaria, sino también reactivar su potencial turístico y educativo. Convertirla en centro de interpretación, punto de información de rutas o espacio para actividades culturales podría integrarla de nuevo en la vida de la sierra.

Un llamamiento a la conservación

La situación del apeadero de Siete Picos es una oportunidad para demostrar que la conservación del patrimonio es compatible con su uso y disfrute. Actuar ahora permitiría evitar un mayor deterioro y daría una segunda vida a un enclave que ha sido testigo de la historia del alpinismo y el excursionismo en la Comunidad de Madrid.

Preservar este lugar es preservar también la memoria de quienes, desde hace más de un siglo, suben a la sierra en busca de naturaleza, deporte y aire puro.

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